Todo un barrio estaba decorado para la ocasión. Había banderas blancas y amarillas, y banderines de retazos de tela con los mismos colores que colgaban del tendido eléctrico. La Virgen de Fátima estaba presente hasta en las fachadas de las casas, pintada en azulejos. Puntuales, a las 18.30, partieron los fieles desde Muñecas al 1.500 donde se encuentra la parroquia y comenzaron a marchar con la imagen en alto, que reposaba sobre un colchón de rosas y gerberas mientras se agitaban pañuelos blancos al viento. Así fue el cierre del año jubilar de la Virgen de Fátima, que coincidió con la asunción del prelado Carlos Sánchez. Otro cierre no hubiese sido mejor.
Desde Las Talitas llegó Lilia Vaghi, de 67 años, junto con su amiga Angelina Aguilar. Caminaban despacito, del brazo, casi al final de la procesión que alcanzó una extensión de una cuadra. Lilia confesó que no sólo se había acercado para desearle a Carlos Sánchez mucho años en el arzobispado, sino también para pedir una “ayuda del cielo” para que su nieta se recupere y salga de la terapia intensiva. “Hay que rezar mucho, qué mejor lugar para hacerlo”, sostuvo. Angelina, por su parte, recordaba que desde muy pequeña venía al barrio a rezarle a la Virgen. Ayer había vuelto después de muchos años.
“Nosotros también pertenecemos a Fátima”, decía orgullosa Nancy Molina, una de las coordinadoras del grupo Comunidad Nuestra Señora del Silencio. Se trata de una agrupación que la integran hipoacúsicos de todas las edades. “Nosotros -creo que con lo que digo represento a muchos- venimos a rezar por los sordos que estamos muy aislados de la sociedad, que no tenemos un lugar. Mi oración va por ellos”, dijo Nancy y agregó que en la Parroquia de Fátima los hipoacúsicos pueden tener catequesis y hacer la comunión. Es por ello que llaman a quienes quieran sumarse a su agrupación, que se reúnen los sábados, de 18 a 20.
La procesión culminó en el estadio de Atlético, donde se desarrollaría más tarde la ceremonia de consagración de Monseñor Sánchez. Mientras subía al cielo un rosario de globos y la Virgen posaba ya al lado del altar, el párroco de Fátima, Amadeo Tonello, rezaba con los fieles ya ubicados en las tribunas. “Hoy es el centenario de la última aparición de la Virgen de Fátima, una advocación mariana que tiene mucha devoción porque expresa la cercanía de la Virgen a las personas. Cien años después, su mensaje tiene plena actualidad y los fieles la siguen sintiendo como una presencia real. Por eso tantas personas vinieron a la procesión. Ahora seguimos celebrando en la ordenación del nuevo Obispo. Para él le deseamos que sea un buen pastor, que nos lleve a Jesucristo y que trabaje por la unidad”, detalló Tonello.